El 2019 ha empezado con buen pie: los reyes. Como todos los años hemos tenido la habitación llena de regalos (también porque somos más gente) y lo que ha triunfado han sido los juegos de mesa y las zapatillas de colores de papá... es que son mu chulas.
Muchos regalos de pinturas y movidas de esas artísticas que fomentan el crecimiento neuronal de la parte lateral izquierda del cerebro.
Y una bici. Abajo el pater familiae nos cuenta la historia en primera persona:
"Crónica de las 3:00. Me levanto sin hacer ruido, normalmente puedo hacer el ruido que quiera puesto que Lola no se despierta. Sin embargo hay algo que sí la despierta: la sensación de que alguien está entrando o saliendo de la habitación. Si alguna vez habéis intentado ir descalzos sin hacer ruido os daréis cuenta de que tenéis los tobillos hechos una mierda: crujen como canicas. Despierto a Pablo (necesitaba un secuaz) y nos vamos a la furgoneta, que la dejamos caer con las puertas abiertas para no hacer ruido. Ya abajo encendemos y nos vamos. Íbamos atuendados, yo con el pijama de Minnie Mouse y Pablo de Ironman (pa que me pille la poli). Llegamos a casa de un amigo que me había dejado la llave de su casa (se habían ido) y entro por el paquete. Pablo me ayuda a sacarlo pero no entra en la furgo (luego entenderéis porqué). A 0 grados no se me ocurría como meter la caja y Pablo dijo: “Padre, (parece más épico que papá). Porqué no lo llevamos con la puerta corredera abierta?” Así que Pablo en la fila del medio, la caja sobresaliendo de un lateral y Minnie Mouse conduciendo. Vamos por la carretera con miedo de que aparezca la poli. Unas luces de coche aparecen al fondo ¡a estas horas! Apago luces y me echo a un lado de la calle. Pasa el coche… y sigo adelante. Llegamos a casa por arriba, pues había que dejar caer la furgo con el motor aparcado y embocarle al hueco. Abrimos puertas y sacamos la caja. La metemos en el patio y me dispongo a cerrar puertas de la furgo. No podía dar un golpe así que las empujo de a poco pero con fuerza ¿se habrá cerrado bien? Esta duda la desvelaría al darle al botón del mando: si están cerradas solo hará un “clic” si se ha quedado alguna abierta… PITA. Estaba bien cerrada. La caja no cabía por la puerta, marcha atrás. “Espera hijo (épico) voy a dar la vuelta y abro la ventana que da al salón” así que lo dejo a 0 grados fuera y me dispongo a abrir la persiana que suena como un coche sin ruedas atrás. De a poquito la subí y fui por Pablo. Cogimos la caja a peso y la metimos en el salón. No cerré la persiana. Acomodamos el salón y pusimos el regalo en el hueco de la persona a la que pertenece, tapando los zapatos de todos. Yo me tomé una magdalena para el bajón de azúcar y Pablo un vaso de agua para el subidón de adrenalina. “Buenas noches padre” y ahora estoy cagando (que también es épico).
Y los reyes de los padrinos le regalaron a Myriam un "osito" de peluche
Y ahí va el vídeo con la nueva cabecera. Todo es ficción, ojo.
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