Más vale tarde que nunca y acá estamos de nuevo contando historias. Durante el mes de enero los abuelos de Granada estuvieron con nosotros en la casa de Carrasco. Disfrutamos los días de sol para estar en la piscina, y alguna que otra vez en la playa.
Paseamos por todos los lugares que se nos antojaban, como el shopping.
Y aprovechamos para hacer el mono en esos sitios.
La casa de Carrasco nos descansó bastante, porque eso de estar metidos en el apartamento era un agobio infrenal.
Uno de los días fuimos a un aeródromo para ver cómo el abuelo hacía un vuelo en paramotor.
Y como siempre, los chanchos se metieron a robar y probarse todos los artilugios habidos y por haber.
En esta foto estamos a punto de entrar a un cine 6D. No lo recomiendo porque es puro caca. Pero nos divertimos con el movimiento de las sillas.
Y los abuelos aprovecharon para hacer la foto familiar de todos los años con sus nietos junto a la Virgen.
Uno de nuestros pasatiempos, sobre todo cuando llovía, era irnos al McDonald a jugar en los tubos. No consumíamos nada, pero los niños lo pasaban en grande, y así matábamos el rato.
Lolita encontró a su hermano Guille un poco cambiado esa mañana.
Y para los que dicen que se duermen en el sillón, acá tenemos un ejemplo de cómo dormirse en una silla.
Para matar el calor, un heladito.
Ya en el apartamento de vuelta tuvimos que inventar planes para matar el tiempo con los niños. Uno de ellos fue La Ciudad de los Niños. Donde los niños juegan a ser mayores. En esta foto Pablito hace de camera man en un informativo conducido por las indomables Isa y Loli.
Entre otras actividades estaba la sala maternal, para aprender a cuidar bebés. Esto les sirvió de entrenamiento para el nuevo integrante que se viene en la familia.
Y la nena aprendió el oficio de encargada de Ancap.
Pablo, por otra parte, aprendió el oficio de bombero. En el vídeo podrán ver a Pablito en primera fila apagando un fuego.
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