miércoles, agosto 16, 2006

AVENTURAS EN EL OTRO HEMISFERIO
(este lugar es un misterio)


Conseguimos llegar al aeropuerto tras muchas broncas entre mi padre y mi madre sobre dónde andará la Terminal de salida hacia Uruguay.
Una vez allí buscamos el lugar donde se sacan los billetes, pesamos la maleta y comenzamos a quitar cosas, porque pesaba 29 kilos, y a partir de 20 hay que pagar mucho por cada kilo (luego nos informamos y no pasaba nada… pero el susto nos lo llevamos).
Envolvimos la maleta en un plástico verde que valía 5 euros y facturamos la maleta.
Luego nos fuimos a cenar… yo un bocata de jamón y mi padre de queso.
Luego cojo el ordenador y mi mochila y me encamino hacia la puerta de embarque.

Veo a mi madre alejándose mientras me acerco al ascensor. Allí me encuentro a una mujer con sus dos niños, por el acento intuyo que van al otro lado del océano: son mejicanos. Me acompañan todo el rato porque no tengo ni idea de dónde voy. Cogemos un tren que nos lleva a la Terminal, allí andamos 10 minutos hasta que damos cada uno con nuestra puerta.
Montevideo (ponía en una pantalla), y veo a todos los pasajeros sentados enfrente. Yo, voy y me siento. Saco el móvil y me pongo a hablar con Lola. Nos llaman para entrar y sigo hablando con Lola… a pesar de tener un paquete de clinex a medio sacar de la boca.

Entro en el avión y sigo hablando con ella. Pero en cuanto despegamos… apago el móvil, y todavía no he vuelto a hablar con ella. Llevo más de un día sin hablar… aaagg.

En fin. Lo mejor fue el despegue y el aterrizaje, lo demás aburrido. Sobre todo, porque llevaba al lado a un capullo de Uruguay que no hablaba na.
Aproveché (eso sí) para ir al wc un par de veces y para asomarme a la ventanilla cuando el capullo iba al WC, porque estaba junto a la ventanilla.

A la salida del avión nos llevaron en un autobús hacia la Terminal. Allí me encontré otra vez al compañero de vuelo.

Llegamos a la zona de recogida de maletas y me encontré de nuevo al tonto compañero de vuelo. Estuve 40 minutos esperando a que saliera la maleta… aproveché para inventarme un par de conversaciones entre mi madre y yo sobre la pérdida de mi maleta.

Salí, por fin, y me encontré con Juan Pablo del Piazzo. Nos fuimos hasta el coche y dimos una vuelta al aeropuerto… no era parte de la ruta turística, es que no sabíamos salir del aeropuerto.

Seguidamente nos fuimos a desayunar, porque no tomé nada en el avión. Entrmaos en un bar y me estuvo explicando todas las cosas que no he de decir y las que puedo decir.

Me dijo que la señora de la casa donde me iba a quedar se llamaba Tusnelda (agárrate) pero le llamamos La Tune.

Luego me dio una vuelta y pude ver la universidad. La verdad es que por fuera es muy pequeña, pero por dentro es bastante grande. Tienen mucho material, y para ser Uruguayo, tienen muchos recursos.

Luego nos fuimos a dejar las cosas en el piso de la Tune, y allí estuvimos unos 5 minutos. Pero os aseguro que se me hicieron eternos, porque la tipa habla por los codos y hasta por las gafas. Además, es la más vieja de todo el edificio y conoce todo. Es de esas que se asoman por la ventana y saben todo lo que ocurre por el barrio.

Salimos para casa de los padres de Juan Pablo, perdimos un tapacubos de la rueda al meternos en dirección prohibida por una calle. Llegamos, a duras penas, y me presentó a toda la familia: 5 hermanos una hermana madre y padre normales… eso sí, del partido blanco. Yo les dije que era del partido transparente, o sea, apolítico total, y que no sabía mucho de política. Ahí metí la pata, porque Juanpablo sabía que tenía el tobillo jodido, así que me dijo: “¿Y qué hasés vos aquí si no podéis jugar al futbol y no hablás de política?” toma cisterna.
Comimos huevos resenos (reyenos) y poso (pollo) y la madre compró un helado sin azúcar. En realidad era para ella, porque, al igual que todas mis titas, no quiere engordar.

Seguidamente nos fuimos a ver la parte antigua de la ciudad. Me presentó a Artigas, un tipo que encauzó la independencia uruguaya de los españoles. Que por cierto, se celebra el 24 de agosto… así que será mejor que no vaya por ahí solo.

Luego vimos a Zabala, otro tio en caballo que colonizó Uruguay… ¡éste sí era español!
Luego vimos el Escollo, el puerto de Montevideo. Por allí va la gente con sus coches antiguos y paran al lado de la acera mientras toman el mate, una especie de hierba en agua que chupan todo el día. Luego fuimos al lado del mar (en realidad es un río marrón gigante) y vimos unas vistas tremendas de bonitas.

Los coches allí son muy antiguos, la gente no compra coches nuevos a no ser que tengan mucha plata (dinero). Y vi mogollón de furgonetas de las que me gustan… Lola y yo vamos a comprar una Wolsbaguen fumata de esas de Cars.
Por lo demás bien, llegué a la casa a las 7:15 y cené, porque estaba muerto de hambre. Tune me preparó una ensalada y dos hamburguesas riquísimas. Luego un vaso de leche hirviendo (hacía 10 grados) y me acosté… y ahí estuve 12 horas en la cama metío.
Por la mañana me he duchado en una plato de ducha donde tiene la tipa la escobilla de WC… hoy mismo le compro un sostén para la escobilla.

REGLAS DE VOCABULARIO:
Coger es igual a hacer guarrerías con una chica.
Pija es igual a pito.

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